Día 6: MASAI MARA
Desayuno en el camp y tocará equiparnos para salir a ¡identificar y localizar a todos los animales que podamos! La gran sabana del Masai Mara nos espera. Saldremos primera hora para poder ver el amanecer de los animales herbívoros y a la tarde, para ver el despertar de los carnívoros! Si tratas de imaginar Kenya sin haber viajado nunca allí, lo que estás imaginando es Masai Mara. Este es el lugar de safaris por excelencia. Sus suaves colinas ondulantes tapizadas de hierba, las aguas chocolateadas del río Mara que hierven con el retozar de los hipopótamos, y la fauna rebosante, todo ello colma las expectativas de cualquier visitante que anhele contemplar los paisajes africanos retratados en películas como 'Memorias de África'.
La reserva, inaugurada en 1961, se localiza al oeste del valle del Rift y es la continuación natural de las llanuras del Serengeti, en Tanzania. El río Mara, la columna vertebral de la reserva, lo atraviesa de norte a sur para continuar su camino hacia el oeste hasta el lago Victoria, a través del parque tanzano. Este cauce es la barrera natural que deben atravesar cada año los grandes rebaños migratorios de ñus y cebras que se desplazan entre ambos parques. Más de un millón de ñus y 200.000 cebras se desplazan cíclicamente en busca de los mejores pastos, encontrando en su camino las riberas atestadas de cocodrilos. Cuando los rebaños vadean la corriente del Mara o sus afluentes, muchos animales mueren aplastados o ahogados y dejan en las orillas un festín incomparable a las inmensas bandadas de buitres. La ubicación de Masai Mara y su altitud, por encima de los 1.500 m, determinan un clima suave y más húmedo que el de otras regiones del país. El paisaje de praderas herbáceas y la riqueza de nutrientes para los grandes rebaños se mantienen gracias a sus abundantes lluvias, que aquí duran desde noviembre hasta junio, fusionando las dos estaciones de lluvias largas y cortas tan características en otros lugares de Kenya. Incluso fuera de temporada te puede sorprender un chaparrón repentino, y las tormentas nocturnas son frecuentes.
En las colinas y las planicies, las praderas alternan con bosques de acacias y matorral. Las orillas del Mara y de las múltiples corrientes tributarias están flanqueadas por densos bosques ribereños que acogen una buena parte de la avifauna de la reserva. La lejanía de Masai Mara respecto a los grandes núcleos urbanos la diferencia de otros parques y le permite conservar algo que cada vez es más raro en África: los animales son completamente libres, sin verjas ni otros obstáculos, e ignoran por completo las fronteras dibujadas sobre el papel, no solamente la que separa los dos países sino también la que delimita el área protegida. El almuerzo y la cena serán en el camp, donde entre un safari y otro, tendremos tiempo para recuperar fuerzas y poner en común todos los animales y pistas que hayamos descubierto.